domingo, 21 de agosto de 2011

Recuerdo...

Recuerdo aquel instante de luces y murmullos en la silenciosa aurora de la noche…
Invadía el recinto un aire de dulzura y un haz de fuego se posaba en el vientre de sus labios,
Danzaban eufóricamente las hadas invisibles de su sueño en las gotas suaves de su cuerpo,
Se movían cautelosamente sus manos acariciando mi rostro. La pasión reflejaba en sus ojos un aire denso, tranquilo y lúgubre como la víspera de una noche nublada y pacífica envuelta en las montañas.
Le preguntaba a mi propia alma si la brizna de aquellas caricias de verdad eran ciertas y el momento respondía por sí sólo, simplemente el matiz de sus cabellos algo rojizos danzaban con el viento de luna oculta en las fauces de sus senos.
Tal vez experimentaba el trance de un beso furtivo, penetrante, era seguro que jugábamos ajedrez con iguales fichas una moviéndose detrás de la otra. Se sumaba a nuestro encuentro la oscuridad no tan oscura de una soledad que nos unía nos juntaba y meditaba mientras era cómplice de cómo se derrumbaba el tiempo ante sus ojos.

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